Hoy en las cartas de lectores de El Periódico de Catalunya
Desde el 22 de abril, mi hijo forma parte del colectivo al que, por su teórica baja representatividad, el Gobierno suele ningunear. Es extraño oír hablar al conseller de Educació, Ernest Maragall, del éxito que supone que el 90% de los niños en edad de ser escolarizados en P-3 hayan entrado en la primera opción. Pues mi hijo, por obra y gracia de un número aleatorio y otro de desempate, se ha quedado fuera de la lista. La estadística puede parecer buena, pero la realidad es que en igualdad de condiciones --todos pagamos impuestos-- no tiene sentido que nadie se quede sin plaza. ¿Dónde está la objetividad en algo tan importante como la enseñanza? El 10% de 14.000 (solicitudes para P-3) son 1.400. Esta cifra corresponde a los niños y familias que todavía no saben el colegio al que irán en septiembre. Y eso, solo en Barcelona. De estos 1.400 niños, la inmensa mayoría no solo no entrarán en segunda, tercera e incluso cuarta opción, sino que acudirán a la quinta o sexta.
Ese 10% al que hace referencia Ernest Maragall es un dato sesgado que no tiene en cuenta las desigualdades existentes entre los distritos de la ciudad, ni entre los colegios, pues mete en un mismo saco a centros que, por su ubicación y características, no cubren las plazas ofertadas en primera opción, y otros en los que la demanda llega a doblar a la oferta. El Estado da 2.500 euros por nacimiento y 1.200 durante tres años por maternidad, y la Generalitat, 600 euros durante tres años. Estoy seguro de que el 10% de este importe sería suficiente para acondicionar los centros más marginados y obsoletos y ampliar plazas con mejor criterio.
Roman Proubasta
Barcelona
Enlace: Muchos problemas para la preinscripción escolar
Resum final
Fa 15 anys
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